Pintura en la Guerra Fria
La guerra Fría genero bastantes cambios y confrontaciones no solo en lo político o en lo industrial si no también en lo cultural. Durante este periodo de tiempo se creo un nuevo movimiento llamado Expresionismo Abstracto, que cambio para siempre el arte norteamericano, las obras de arte, y la perspectiva de miles de artistas. Pero esta nueva alteración fue mas que un movimiento pictórico, ya que al margen de su indudable riqueza cultural fue una respuesta política a un momento histórico pronunciado
Que es el Expresionismo Abstracto
El Expresionismo abstracto fue ese movimiento pictórico dentro de la abstracción posterior a la Segunda Guerra Mundial y durante la Guerra Fría. Tras estos terribles acontecimientos siguió un periodo de lógica duda e incertidumbre y de cuestionamiento de la moral humana. Eso da como resultado al incremento de obras de arte que incluían formas de creación desgarradoras en las que quedaban a un lado el goce estético, ya que la situación cambio mucho el pensamiento, los sentimientos, las perspectivas de los artistas y no solo de ellos si no del mundo en general. Un desencanto por lo colectivo dio como resultado obras muy personales
Se considero el primer movimiento genuinamente estadounidense y se dice por ello que incluso fue directamente financiado por la CIA durante la Guerra Fría. Estados Unidos (Nueva York) se había vuelto la capital artística y los expresionistas abstractos cogieron el testigo de vanguardia. El país líder ahora del mundo libre, necesitaba un arte propio que liderara el arte occidental. y que mejor que un arte individual cuya principal característica es la libertad
Los expresionista abstractos fueron unas personas fascinados por la soledad y el proceso. Individualistas que decidieron mostrar el carácter expresivo del arte investigando en búsquedas personales mas que colectivas. El artista desalentado por su contexto político y social se refugia ahora en su interior y abandona toda referencia externa. Se potencia la materialidad del cuadro y convierte el proceso artístico casi en un rito religioso siendo la pintura la prueba documentada del mismo. La improvisación formaba parte de ese trance, en el que el artista entraba en contacto directo con si mismo. Este automatismo podría derivar del surrealismo que aun estaba avivo en esos años
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